La Reserva de Serengeti
Lago Natron
- Location
- Duration
- 9 Días / 8 Noches
- Season
- 26 de Marzo - 3 de Abril
- Horses
- Razas locales y pura sangre
- The Riding
- 4 – 6 horas por día
Day by Day
Día 1. Nos familiarizamos con el aire de África.
Llegas al aeropuerto de Kilimanjaro, en Tanzania, y te llevamos a nuestro refugio, donde pasamos la primera noche. Nos familiarizamos con el ambiente alrededor, la noche envolvente, el aire de África, y conocemos al resto de los compañeros de travesía. Cae la tarde mientras cenamos y escuchamos los planes para los días siguientes de aventura.
Día 2. Kaskazi y primera cabalgata.
Nos entregamos a un desayuno inglés y conducimos unas cuatro horas hasta el campamento Kaskazi, donde nos esperan con tragos y un almuerzo digno de la experiencia en lo profundo de África. Después del almuerzo, nos presentan a nuestros compañeros de viaje, los caballos, y hacemos la primera cabalgata por la tarde para conocernos. El día termina en las carpas, en torno al fuego, rodeados de la llanura y la noche abierta. Si escuchamos el rugido de un león a lo lejos, no hay nada que temer. O sí: al fin y al cabo, dado que estamos en carpas, nada nos separa del peligro.
Día 3. Día pintoresco y cultural con los masái.
Nos levantamos temprano, con café o té en nuestras carpas a cielo abierto, y luego un desayuno en la tienda central. Comenzamos a cabalgar. En nuestro camino pasamos muy cerca de los bomas, es decir, unas pequeñas casas del pueblo Masái que parecen iglús y no superan el metro de altura. Vemos también algunos pastores dirigiendo manadas bajo el sol. Buscamos un buen lugar a la sombra para almorzar, y seguimos viaje para llegar a destino antes de que sol comience a hundirse en el horizonte.
Día 4. Hacia la onírica región de Natron.
Nos levantamos temprano con un desayuno inglés, ensillamos caballos y nos dirigimos al norte. La montaña Gelai nos vigilará en todo momento desde el este. Dejamos atrás las exóticas comunidades Masai y nos aventuramos hacia la onírica región de Natron. Podemos encontrar manadas de ñus y cebras en la llanura abierta, de la cual, durante nuestra travesía, formamos parte. Entramos en el bosque.
Día 5. Nadie sabrá en qué día estamos.
Desayuno. Luego, cada uno se sube a su caballo y seguimos camino, no hay tiempo que perder: África nos llama. Nos llama el horizonte, el desafío de lo exótico, y más precisamente la llamada Montaña de Dios, el único volcán activo del continente. A esta altura del recorrido, nadie sabrá en qué día estamos: el tiempo se disipa en la niebla, en el horizonte, en los rugidos de animales a lo lejos.
Día 6. Con el volcán a nuestras espaldas.
Madrugamos y tomamos un desayuno completo. Necesitamos energías para atravesar el día más intenso de la travesía: 60 km de cabalgata con una temperatura de 40° celsius. Con el volcán a nuestras espaldas, llegamos al lecho de un río que nos da algo de sombra. Almorzamos y seguimos viaje, buscando la sombra que nos brindan los árboles cercanos al río. Pasamos la noche cerca de las aguas termales, con vista al río. Nos entregamos al sueño, la noche de África, que, dicen, es más oscura y más densa.
Día 7. Las hienas nos observan desde sus escondites esperando que caiga el sol.
Después del desayuno, caminata en dirección a los manantiales que ingresan en el lago en las costas del este. Tierra seca, poca visibilidad, las hienas nos observan desde sus escondites esperando que caiga el sol. Nos damos un chapuzón en el agua tibia para despojarnos del calor, el agobio y polvo. Volvemos al campamento y luego montamos nuestros caballos para recorrer la zona en las horas más frías de la tarde, justo antes del ocaso. Tenemos posibilidades de sorprender a ―o ser sorprendidos por― las hienas y chacales en los bordes barrosos del lago.
Día 8. No nos quedamos quietos.
Madrugamos y dejamos atrás el lago seco e inquietantemente desolador. No nos quedamos quietos: seguimos con nuestros caballos el lecho del río hasta llegar al exuberante y verde prado al pie del volcán Oldonyo L’engai. Volvemos con la sensaciòn de quien se reencuentra con un espacio conocido, familiar: hemos dejado el peligro atrás.
Día 9. Despedida.
Descansamos bien y nos rendimos ante la inevitable despedida. Cuanto más intensa es la aventura, más difícil es decir adiós. A nuestros fieles compañeros, los caballos, a los miembros del staff, a los prados de África, al misterio natural que, luego de haber recorrido sus tierras, en lugar de clarificarse se vuelve aún más enigmático. Un charter privado nos devuelve a Arusha.