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La zona del lago, desértica y desoladora, es el territorio preferido de las hienas y chacales, que al atardecer salen a buscar alimento a orillas del lago Natron. Carpas en la noche abierta y misteriosa de África. Duras cabalgatas, aire seco, polvo volcánico y travesía inquietante. También nos aventuramos en la Montaña de Dios, el único volcán activo del continente.
El parque Serengeti es conocido mundialmente por las migraciones de ñus y otros mamíferos. La experiencia no es para cualquiera: es necesario adentrarse en las llanuras de Tanzania, confiar en nuestra resistencia y en nuestros caballos. Carpas en medio de la llanura donde nada nos separa de los felinos más peligrosos, además de eventuales encuentros con pueblos nómades, hacen una experiencia digna de grabar en la memoria.
La verdadera fauna africana en dos safaris que incluyen llanura, río y colinas. Mientras cabalgamos fuera de los senderos establecidos, entre arbustos y caminos estrechos, podemos ver los llamados grandes cinco: rinocerontes, leones, elefantes, leopardos y búfalos. Además, la visita a pueblos locales completa una experiencia de inmersión absoluta en el espíritu africano.
En un área de casi 200 kilómetros hay avistaje de elefantes, ríos imponentes como el Libombo, árboles milenarios como los baobabs, felinos como leopardos y chitas, espacios como el kgotla ―donde se reunían las tribus ancestrales para gobernar―. La línea que une todos estos puntos es dibujada por el recorrido del jinete y su caballo, que, intrépidos, se dejan envolver por el poder de la sabana.
La costumbre ancestral botswana del kgotla, realizada durante siglos por las tribus locales, y los milenarios árboles baobab, hacen que ir a las llanuras de Limpopo sean no solo un viaje en el espacio sino también en el tiempo hacia nuestros orígenes. Allí donde los antiguos reyes salían a cazar, los ríos del delta y las peligrosas turberas son un desafío que, si afrontamos con pericia y fortuna, nos permite ver cebras, elefantes, primates y felinos peligrosos.
Galopar a orillas del Océano Índico, galopar dentro el Océano Índico, galopar en las dunas, sobre la arena tibia, galopar hacia la Huella de Dios y contemplar el paisaje panorámico, galopar en el desierto, en la vegetación, en pueblos locales alejados, galopar en Mozambique. Galopar.
Los desfiladeros desérticos cercanos a Namibia incluyen ríos, zonas escarpadas y cerradas, pero también llanuras abiertas donde se puede cabalgar con velocidad. Solo un jinete versátil puede atravesar airoso las dificultades de este recorrido. La fauna diversa puede depararnos desde rinocerontes hasta jirafas.
Cabalgar días enteros en lo profundo del desierto más antiguo del planeta, en las dunas más altas y bordeando por momentos el mar, es una experiencia inolvidable para cualquier jinete. 27 kilómetros al galope, sIn caminos ni senderos, en la inmensidad de Namibia.
Las dunas más altas y antiguas del mundo están allí, desafiantes, invitando a quien se atreva a surcar los caminos bajo el sol, la aridez y la soledad. A la noche, la única luz es el fuego del campamento, el mismo fuego que durante miles de años el hombre encendió para sobrevivir a las inclemencias de Namibia.
El desierto de Namibia es uno de los más extensos del mundo, y ningún jinete puede ser indiferente. Además de arena y niebla, el recorrido incluye pasar por ríos, cráteres, llanuras y zonas rocosas (Twyfelfontein) donde se inscriben pinturas rupestres de hace miles de años.
El río más legendario del mundo y su vegetación son razones suficientes para embarcarse en una travesía que fluye, corre y se desliza como el agua entre las piedras. ¿Cómo es posible que nosotros, justo nosotros, podamos ver el Nilo, tocar sus aguas, recorrerlo, explorar sus orillas selváticas bajo la mirada atenta de monos salvajes? No hay que preocuparse: las preguntas existenciales son parte del viaje.
Emprendemos la búsqueda del elefante a través de la sabana y los bosques, en Tanzania, bajo el cuidado del enorme y legendario Kilimanjaro. Buscamos en zona de matorrales gruesos y bosques de acacias. Queremos ver al elefante, acaso porque sabemos que ver, abarcar la inmensidad con la vista, es una manera efectiva de conectarnos con África.
Quien emprende esta travesía, se atreve a cruzar una de las sabanas más importantes de África con todo lo que ello implica: leones, elefantes, búfalos, jirafas e hipopótamos vistos muy de cerca. Dado que son tierras privadas, no hay posibilidad de cruzarse con otros jinetes, lo que hace a una experiencia realmente exclusiva. Todo bajo la presencia del Monte Kenia, la segunda montaña más alta e imponente de África.